Y aquí está la tercera de la Ruta de la Seda.
Desde las épocas Shang y Chou que duraron 1200 años, hasta los manchúes del noroeste que impusieron la última dinastía imperial desde 1644 al 1911, la historia de China se vio sometida a innumerables influencias de distintos pueblos ( Hiung-un, mongoles, manchúes ), pero los chinos, con tradiciones y costumbres muy arraigadas, hacian que los emperadores venidos de otras regiones, olvidaran enseguida sus propias tradiciones y absorbían "lo chino" con toda naturalidad, por eso el país nunca corrió el peligro de perder su identidad nacional.
Se considera el año 221 a.c. como el del nacimiento del Imperio Chino y el primer emperador chino a Shih Huang-ti, que cuenta entre sus innumerables hazañas con las construcciones de la primera Gran Muralla contra los intrusos del norte, y con uno de los tesoros culturales más impresionantes hallados en China, su tumba, con más de 7000 figuras de guerreros, 600 de caballos y 100 carros de combate, de terracota y a tamaño más grande que al natural, y todas distintas, algo impresionante y que da idea de la magnitud del poder de este emperador.
Mientras que el gobierno de Shih Huang-ti se caracterizó por la guerra y la violencia, los posteriores primeros emperadores de la dinastía Han, también fortalecieron la producción, la economía y el comercio. El país se restableció y aumentó la demografía considerablemente.
El primer emperador Han tuvo un gran rival en el norte, fue Mao-tun, que si hubiera querido podría haber conquistado el imperio chino, pues aliados no le faltaban, pero fue lo suficientemente inteligente para darse cuenta que con sus ejércitos nómadas no conseguiría regirlo. Llegó a pactos contractuales que garantizaban alimentos para su pueblo. El primer contrato que China selló con el extranjero fue por miedo de los Han por el futuro de su país, y se incluía una princesa Han para Mao-tun y cada uno de sus sucesores.
A principios de la era Han la producción de seda era de tal proporción que cubría de la largo las propias necesidades y reclamaba otros mercados de consumo. No solo eran telas para vestiduras, también se producía como materia prima para otros usos como cordones, cuerdas para instrumentos, corazas a prueba de lanzas y flechas, recipientes impermeables para el transporte de líquidos , material aislante, incluso vasijas -como las famosas tazas de seda esmaltada-. Se producía un papel de seda muy valioso, llamado papel de trapos, incluso la borra servía para afelpar los abrigos de invierno. Fardos de fina seda cruda se convirtieron junto con el oro y la plata en la moneda del país, que se utilizaba para pagar los sueldos de los funcionarios y otros servicios.
Se acercaba un sistema monetario internacional, pero para ello había que captar mercados asequibles y dispuestos a comprar, los lugares cercanos habituales de trueque no eran suficiente, había que intensificar las relaciones comerciales existentes y crear otras nuevas. Era una tarea difícil, pues siempre pesaba la amenaza de los Hiung-un en todas las vías comerciales, pese a los pactos que se mantenían con ellos.
Poco a poco y aún con todas las amenazas y peligros que suponían los caminos para las caravanas, éstas fueron abriéndose paso, pues había mucho interés en mantener las rutas abiertas y seguras por parte de la corte imperial, aparte de lo económico, deseaban el brillo y la riqueza exótica que les proporcionaban las mercancías traídas por los comerciantes y que marcaban la moda y su estatus social.
Un emperador Han con vestiduras de seda (140-87 a.C.)
Después de muchos años de guerras, pactos, traiciones, expediciones y un sin fin de avatares, se fueron creando rutas seguras, que sorteaban los lugares donde existía peligro de robo, animales salvajes, tormentas de arena, abismos, desfiladeros, y otros accidentes naturales.
Con la práctica surgieron vías, a menudo de cien o más metros de anchura, que no solían ser el camino más corto, sino el mejor y más seguro entre dos puntos.
Al principio el comercio no era privilegio del estado, hasta que el emperador y sus funcionarios se dieron cuenta de que era una manera fácil de obtener ingresos para el estado y sus propias arcas, de modo que pusieron al ejército a proteger las rutas, lo que llevó a una espiral de aumento en los precios de las mercancías, porque por supuesto todas las ganancias, aranceles, sobornos , costes de protección militar y primas por riesgo, eran cargadas a su precio final . Esto podía haber acabado con gran parte de los negocios si los compradores de ciertas mercancías de lujo, como la seda china, no hubieran estado dispuestos a pagar cualquier precio por ellas.
Antiguo retal de seda china (siglo III a.C.)
Continuará...
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