Diseño y tejido artesano de chales, fulares, bolsos, gorros y bisutería textil, en algodón, lino, seda, lana, rafia, etc. También tejidos por encargo.

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viernes, 19 de noviembre de 2010

¿SOLO CASUALIDAD?



A veces nos ocurren cosas en la vida que parecen ser fruto de una simple casualidad,  pero hay veces también que descubrimos que hay algo más…
A mí me ocurrió con la tejeduría.
La primera vez que ví un tapiz  (contemporáneo) fue en 1982 en una tienda de Gandía, me impactó, recuerdo que era de color blanco o crudo y tenía muchos volúmenes, muchas texturas, me quedé con ese deseo de tener algo así cerca de mí, cosa que no pudo ser porque era parte de la decoración de la tienda.
Y ahora llega la “casualidad”.
Dando un paseo por la Casa de Campo  con nuestra perra Senda, encontré una revista , el suplemento del fin de semana del “País”; y en vez de ignorarlo, se me ocurrió cogerlo y hojearlo, y  ¡Oh Dios mío!,  mis ojos van a parar a una creo que pequeña reseña en la que se anuncia que en Madrid se acaba de abrir un estudio textil llamado “Indigo”, en el que se pueden aprender dos técnicas de tejido , alto y bajo lizo ; a mí me daba igual como se llamasen pues no conocía nada absolutamente del tema, yo sólo pensaba en aquél preciosísimo tapiz de Gandía…  era posible aprender a hacer esa maravilla.
Bueno, pues corría el mes de Septiembre de 1982, y allí estaba yo, en “Indigo”, en la calle Churruca; no creo que Alicia en el país de las maravillas estuviese más emocionada que yo, porque allí había un montón  de artilugios de madera (que eran los telares, naturalmente), lanas, bastidores, más lanas, devanadoras, canillas, lanzaderas, algodones, canastas con ovillos de miles de colores, ¡qué sé yo!,  y por supuesto todo este universo maravilloso (para mí al menos) tenía un sol  sobre el que girar , era Lala, mi maestra.
Lala me inició en el mundo de la tejeduría , y empecé con el bajo lizo (telar horizontal), porque en ese momento no había plaza para el alto lizo (donde se hacían los tapices maravillosos); y la verdad es que me alegré mucho porque fué todo un descubrimiento. Poder hacer telas mezclando hilos, colores, texturas,… poner tu corazón, tu cabeza , también tu espalda…, para mí fue y lo sigue siendo una auténtica  felicidad.
Pero…¿por qué este flechazo?, ¿por qué me ilusiona cada vez más empezar un nuevo tejido?
Esto ya lo  contaré en la próxima entrada.

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